La implementación de un sistema de gestión anti-soborno involucra el uso de recursos y despliegue de esfuerzos para cumplir con los requisitos del sistema por parte de la organización; por lo que, es necesario valorar la razón por la que se decide implementarlo y los beneficios que representan.

Durante los últimos años las organizaciones públicas y privadas se han visto obligadas a adecuarse a los cambios y nuevas exigencias del entorno, en esa corriente la lucha anticorrupción ha tomado particular relevancia en Perú, que se convirtió en el primer país en adoptar el sistema anticorrupción como política de estado, buscando ser un país decente, digno y sin impunidad.

Es importante puntualizar que, la corrupción constituye un universo amplio de hechos, entre ellos el soborno, que es definida por las normas ISO 37001: 2016 y la NTP ISO 37001:2017 como “oferta, promesa, entrega, aceptación o solicitud de una ventaja indebida de cualquier valor (que puede ser de naturaleza financiera o no financiera), directamente o indirectamente, e independientemente de su ubicación, en violación de la ley aplicable, como incentivo o recompensa para que una persona actúe o deje de actuar en relación con el desempeño de las obligaciones de esa persona”.

antisoborno-2Estas normas, constituyen las principales referencias y guías para la implementación de los sistemas anti-soborno, que voluntariamente adoptan las organizaciones del sector público y privado; las que se articulan con las múltiples leyes y reglamentos que forman parte de la política nacional contra la corrupción. Las organizaciones están expuestas a diversos riesgos de soborno que al materializarse generan afectación al buen gobierno, distorsión de la competencia; incrementa el costo de los bienes y servicios y en efecto, también puede reducir la calidad de los productos y servicios; destruye, además, la confianza en las instituciones y puede conducir a la pérdida de bienes e incluso de vidas.
Por otro lado, la implementación del sistema, involucra el despliegue de recursos y esfuerzos de todos los niveles de la organización; que se justifica por los beneficios que éste trae, pues ayuda a “prevenir, detectar y enfrentar al soborno”. El modelo propuesto por la ISO garantiza la implementación de controles, promueve el compromiso y cultura anti-soborno, desincentiva los actos de soborno y promueve que se adhieran los socios y clientes; los controles implementados, contribuyen al buen uso de recursos y reduce los costes relacionados a multas y sanciones; además, promueve la mejora continua de todo el sistema.

Contar con la certificación, representa una ventaja comparativa sobre la competencia y permite un reconocimiento internacional, lo que promueve la confianza en la organización, esto se traducirá en mayores ventas y mejor rentabilidad.

Finalmente, el soborno por si mismo, representa un riesgo relevante para las organizaciones debido a que amenaza su continuidad y/o sostenibilidad; por lo que, es fundamental la adopción de políticas y modelos de gestión anti-soborno, que permitan reducir este riesgo.